Sin recursos para asegurar la continuidad en la formación de estos especialistas y ante el reto de que, en 5 años, se jubilará el 50% de los especialistas
La Escuela Nacional de Medicina del Trabajo del Instituto de Salud Carlos III (ENMT-ISCIII) cuenta con más de 70 años de historia. Durante este tiempo, ha conseguido posicionarse como centro especializado de referencia para la formación, el asesoramiento, la divulgación científica y la investigación en su especialidad. En formación, en concreto, lidera la primera etapa formativa del programa de la especialidad de Medicina del Trabajo y Enfermería. Sin embargo, actualmente atraviesa una grave crisis que amenaza seriamente su continuidad: el Ministerio de Sanidad no ha mostrado interés por implementar medidas para que pueda seguir manteniendo su acreditación y su capacidad docente.
Así lo exponía la directora del Instituto de Salud Carlos III (ISCIII), Marina Pollán Santamaría, en un comunicado. Según la responsable del ISCIII, “actualmente, la ENMT como dispositivo docente no dispone del personal necesario para asegurar la continuidad en la formación de estos especialistas”. A falta de soluciones y ante la imposibilidad de dar cumplimiento a las funciones atribuidas a la ENMT por la Orden del Ministerio de Sanidad y Consumo de 27 de diciembre de 2001 sobre creación de centros en el Instituto de Salud Carlos III (BOE nº 10, de 11 de enero de 2002), “nos obligan a plantear el procedimiento de denuncia de los convenios de colaboración según las cláusulas previstas para cada convenio suscrito con las Consejerías de Sanidad de las comunidades autónomas”, indica Pollán.
El 99% del profesorado de la ENMT es externo. Según datos facilitados por el ISCIII, “el profesorado externo en la ENMT para labores de formación especializada está constituido por unos 200 profesores en formación de especialistas médicos y enfermeras, y 40 tutores de proyectos de investigación (MIR y EIR)”.
“Es una situación lamentable. Para nosotros, la ENMT siempre ha sido una referencia y es una entidad muy querida por los especialistas de Medicina del Trabajo. Ha tenido un papel fundamental en la formación y lo sigue teniendo con la formación teórica de los MIR de determinadas comunidades autónomas”, reconoce Juan Carlos Rueda Garrido, presidente de la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo (AEEMT).
Un referente en investigación
El ISCIII adquirió una serie de compromisos mediante rúbrica a través de sendos convenios de colaboración suscritos con las 14 comunidades autónomas e INGESA. Las funciones que adquiría el ISCIII a través de estos convenios son: la impartición de la primera etapa formativa del programa de la especialidad de Medicina del Trabajo mediante la incorporación de los MIR al Curso Superior de Medicina del Trabajo; la dirección del proyecto de investigación de acuerdo a lo previsto en el Programa Oficial de la Especialidad Orden SCO/1526/2005, de 5 de mayo; la formación de los residentes de Enfermería del Trabajo y la tutela de las actividades científicas previstas en la Orden SAS/1348/2009, de 6 de mayo. En aquellas unidades docentes conveniadas con el ISCIII y acreditadas como unidades docentes Multiprofesionales; y la colaboración con las Consejerías en actividades Docentes según las cláusulas especiales de cada convenio suscrito.
El experto alaba la necesaria evolución que ha ido experimentando la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo debido, entre otras cuestiones, a la implantación del modelo de régimen de residencia en Medicina del Trabajo. Y reclama al Ministerio que plantee una hoja de ruta que contemple “asegurar la viabilidad de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo como referente en investigación y en transferencia del conocimiento”. “Con un presupuesto acorde, podría convertirse en un centro de investigación puntero”, asegura Juan Carlos Rueda.
Una especialidad en crisis
La situación de la Escuela Nacional de Medicina del Trabajo no es el único desafío de la especialidad. De hecho, para la Asociación Española de Especialistas en Medicina del Trabajo el reto más urgente es ampliar las plazas de Medicina del Trabajo convocadas para la formación de Médicos Internos Residentes (MIR), ya que estas son considerablemente escasas y cuentan con una tasa importante de abandono. En la última convocatoria, el total de plazas para toda España fue de 126. A esto se suma el hecho de que, en menos de cinco años, se jubila casi el 50% de los especialistas. “La edad media está en torno a los 57-58 años. En 2030, casi el 50% de los médicos del Trabajo estará por encima de los 65 años. Es una barbaridad”, lamenta el presidente de la AEEMT.
“Estamos catalogados como una de las especialidades más envejecidas. Es imperativo que las autoridades sanitarias y educativas adopten medidas urgentes para incrementar la oferta formativa en esta disciplina, asegurando así una cobertura adecuada y la sostenibilidad del servicio de salud laboral en el futuro de Medicina del Trabajo”, reclama Rueda.
Esta situación de déficit de especialistas en Medicina del Trabajo pone en riesgo la continuidad de la especialidad, pero también la capacidad del sistema de salud para atender adecuadamente las demandas crecientes de un entorno laboral cada vez más complejo y diversificado. “Si no hay recambio generacional ni refuerzo en Medicina del Trabajo, no podremos hacer cumplir la Ley de Prevención de Riesgos Laborales y cuidar a los trabajadores activos que, según la Encuesta de Población Activa (EPA), publicada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en enero de 2024, en 2023 superó los 21 millones de personas.
La especialización en Medicina y Enfermería del trabajo es crucial para garantizar la salud y el bienestar de los trabajadores. Esta rama se enfoca en la prevención, diagnóstico y tratamiento de enfermedades y lesiones relacionadas con el entorno laboral, así como en la promoción de ambientes de trabajo seguros y saludables. En el ámbito de la Medicina del trabajo, los profesionales adquieren competencias específicas que les permiten identificar y gestionar riesgos laborales, realizar exámenes médicos periódicos, y desarrollar programas de prevención adaptados a las características particulares de cada sector. Esto es vital no solo para proteger la salud de los trabajadores, sino también para aumentar la productividad y reducir el absentismo laboral. Los médicos del trabajo también juegan un papel fundamental en la reintegración laboral de los empleados tras una enfermedad o lesión, asegurando que el retorno al trabajo se realice en condiciones óptimas y sin riesgos adicionales.
Por su parte, la especialización en Enfermería del trabajo es igualmente esencial. Las enfermeras ocupacionales trabajan en estrecha colaboración con los médicos del trabajo para implementar y supervisar programas de salud laboral. Su labor incluye la realización de evaluaciones de salud, la educación y formación de los trabajadores en prácticas seguras, y la intervención temprana en caso de accidentes o enfermedades. Además, las enfermeras del trabajo suelen ser el primer punto de contacto para los trabajadores que necesitan asesoramiento o atención médica, lo que subraya la importancia de su formación especializada.
FUENTE: DIARIO LA RAZÓN